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domingo, 4 de agosto de 2013

La nueva imagen del reto... Las llaves sobre la tierra

Hola a tod@s!! En facebook, en mi página de autora (https://www.facebook.com/AuroraSalasEscritora), dije que haría un reto, escribir una historia sobre una imagen que quisierais. Suleima Toro ha sido la primera en retarme, pues bien, aquí está el relato, de no más de 855 palabras... y creerme, es un record de cortito que es, por lo general me salen más largo (jajaja).
Ya me decís que os parece ;)
Os dejo con la lectura, su título es...


LAS LLAVES SOBRE LA TIERRA 


Divagué nerviosa el lugar con la mirada, todo resultaba extrañamente conocido y a la vez, todo lo contrario. Sin embargo, estaba segura de una cosa, nunca había estado allí.
Era una sala, que no sabría describir su configuración geométrica, varios pilares se izaban como árboles en un bosque, el suelo seco, como de un desierto pero sin arena… el aire que se respiraba apaciguaba de alguna forma mis pulmones. Cerré los ojos unos segundos, llenándome de ese oxígeno calmante… volví a abrirlos sorprendida, un olor a humedad, a salado, al césped recién cortado, a una mañana después de la lluvia... incluso a fuego y humo, a cenizas… ¿acaso todos los elementos conocidos se habían unido en un solo perfume?
Avancé despacio, recordé vagamente cómo había llegado allí, la cabeza me dolía horrores al tratar de hacerlo; podía ser que el viaje no hubiese sido de los mejores que había tenido en mi vida… de hecho, no creía que lo fuese… Mis neuronas visionaron una borrosa imagen de una casa, una biblioteca, coger algún libro y abrirse una puerta de detrás del sillón del abuelo, una puerta que apareció de la nada, saliendo del mismo suelo… Llevé mi mano a las sienes de mi cabeza y traté de serenar el dolor punzante que me atenazaba.
Levanté mi mirada, quizás si mirase al cielo, el dolor se me apaciguaría un poco… ¿cielo, dónde estaba el cielo? Dios mío, los muros se alzaban altos, tan altos, que por mucho que tratase de vislumbrar hasta donde llegaban, no había manera… esas cosas, llenaban lo que debía ser el cielo, un escalofrío me recorrió, no es que estuviese en un lugar cerrado, donde fuese que me encontraba, era espacioso y amplio… quizás infinito. Me fijé en aquellos muros, llenos de piedras de todos los tamaños y colores, de tan extraño relieve que no pude evitar acercarme a tocarlo. Mis ojos se abrieron de par en par ante lo que mi cerebro reconoció como tierra… era tierra; toqué varias, eran distintas es aspereza o suavidad… incluso en olor. Alargué mi visión a lo lejos del impresionante lugar. ¿Dónde demonios estaba? ¿Qué eran esas cosas?
Seguí mi camino sin sentido, no tenía nada por lo que orientarme… quizás solo estuviese en un sueño profundo, en una pesadilla de esas que parecen tan reales que no sabes distinguir de tu propia realidad… pero no, de alguna forma, sentía que era verdadero, y por más inverosímil que sonase, estaba en casa.
Una brisa salada y fresca me saludó de repente, y sin saber porqué, la seguí. Me llevó rápida a través de varios pilares, más gruesos, o más finos… el suelo comenzó a cambiar de color a un azul aguamarina, recordándome a una playa del Caribe, y después, a la profundidad del océano; entonces, me tropecé con una puerta.
La puerta era semiovalada, con unos extraños grabados en relieve en todo su marco, del mismo color que la superficie sólida que pisaba… y esa brisa, venía de allí. ¿Cómo era posible? La puerta estaba cerrada, no tenía ningún pomo ni nada… sólo una cerradura donde encajar alguna llave… ¿Llave?
Mi cerebro bombardeó otra imagen borrosa, un manojo de llaves que yo misma movía en mi mano, que yo misma había usado para abrir aquella puerta del suelo en la biblioteca del abuelo.
Palpé mis bolsillos, en el derecho encontré un bulto que tintineaba, ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Pesaba… no como una tonelada, pero sí lo suficiente como para que mi bolsillo llegase hasta cerca de mi rodilla y me rozase con unas frías puntas… ¡rayos! Mi bolsillo debía estar agujereado. Saqué aquel peso de allí, un manojo de llaves, color plata oscuro envejecido, brillaban sinuosas en la luz pálida del ambiente,
Alcé una de ellas, y sin dudarlo, la metí en la cerradura. La puerta cedió al instante de hacer un claro “clik”; la empujé suavemente, la brisa marina enardeció todos mis sentidos por completo… pero para lo que no estaba preparada era para verme en una burbuja bajo el océano Atlántico… y sabía que era el océano Atlántico, sin explicación alguna. Mis ojos se abrieron desmesurados, guardé el manojo y avance con la boca abierta al ver una manta gigantesca nadando a mi vera.
- Pandora, ven aquí.- me llamó una voz.
Giré mi cabeza para ver quién era.
- ¿Abuelo?- él sonrió.- ¿Qué es este lugar?
- Tú eres la única que puede manejar su propio secreto.
¿Mi propio secreto? Llegué hasta él, su cabello canoso largo hasta los hombros, mirada azulada como el profundo mar, su barba rozaría ya la semana. Sus manos me atraparon al instante.
- ¿Qué es este lugar, abuelo?- repetí mi pregunta, al tiempo que mi cerebro y mi abuelo me revelaban la respuesta.
Me miró fijamente.

- El secreto mejor guardado de la tierra, el más peligroso al que se pueda acceder… la cuna de toda vida y la muerte… tu caja secreta, Pandora. No dejes que nadie más la abra.- dijo; mi rostro lleno de asombro le hizo sonreír nuevamente, tiró de mí con cariño.- Hablemos, mi niña… de cómo lo esconderemos.





Hasta mi próximo reto!!! Espero que les haya gustado, dejénme sus comentarios para saberlo... Y gracias!!! Besossss!!!